Valentín Pérez |
“El dos mil veinte será el año de la extinción”
De la extinción en términos de moralidad, comedimiento, principios éticos y filosóficos relacionados con los partidos políticos y los procesos electorales. Será el año electoral más recordado por esta generación “el sadismo se manifestará en su máxima expresión, y a partir de ahí, ya nada más sorprenderá” lo que se vivió en el torneo electoral pasado fueron pequeños ensayos, electores sublevados aglutinados en mancomunidades que vendían sus derechos como reses en los mercados, producto del descreimiento engendrado por la clase política y los acuerdos impúdicos concretados en todos los niveles por dirigentes de parcelas diametralmente opuestas.
Lo primero es que existe la posibilidad de que Danilo Medina se postule nueva vez. Varios de sus acólitos ya arrancaron sus proyectos políticos, el objetivo es iniciar un trabajo de campo agresivo que busca comprometer a los peledeistas más furibundo y de más arraigo social, y luego endosar este trabajo a Danilo como ha sucedido.
Lo que se espera en el PRM, será una lucha que no tendrá punto de comparación. No es un secreto, que en aquella ocasión Hipólito Mejía no compitió con Abinader por la nominación presidencial interna, Hipólito sabía que las posibilidades de esa organización en alcanzar el poder eran remotas, y utilizó a Luis como punta de lanza, Hipólito sabía, que si se arriesgaba a perder nueva vez de Danilo sería el fin de su carrera política. Las próximas elecciones internas del PMR, serán diferentes, Hipólito competirá, si gana el desenlace será peor; Luis no aceptará ser desplazado y podría surgir una división.
Ese trato afable entre Danilo e Hipólito no es fortuito, confunde e incluso, a los colaboradores más cercanos del ex presidente, los comerciales patrocinados por el gobierno en que figura Hipólito, las supuestas asignaciones de obras a colaboradores muy cercanos de Mejía, los supuestos vínculos de negocios entre ambos, esto no es más que el acondicionamiento subjetivo de la población para que cuando ocurra lo esperado, el efecto no sea tan traumático.
En el veinte, Hipólito podría ser el candidato presidencial por el PRD, así como lo escuchan; Danilo mediaría entre Miguel e Hipólito un pacto de caballeros que buscará la posterior declinación de Hipólito en favor de Danilo y finalmente el desmembramiento parcial del PRM. Guido Gómez, podría ser el principal promotor de ese acuerdo, para el 2020 Hipólito, rondará los ochenta “Que más da” y no será Carolina, tampoco el nieto de Guzmán quienes hereden a Hipólito. Abinader será tratado como un forajido, el cheque que anda circulando sobre los quince millones recibido de Odebrecht no es más que un montaje de mala calidad, a quien le cabe en la cabeza que un individuo como Luis Abinader, va a recibir un cheque de nadie, pero lamentablemente no todos disciernen, y florece la duda y el murmullo.
Pasada las internas del PRM, el fantasma de Joao Santana asediará la figura de Abinader, le sacarán papelitos hasta del fondo del mar: Supuestas evasiones fiscales, más cheques para la campaña del dieciséis, explotación de minas y canteras sin la debida autorización, ventas de títulos universitarios. Aquello no tendrá paragón y moral y socialmente abollarán su figura.
La marcha verde antes del diecinueve será destajada. Es cierto que en su gran mayoría la marcha está compuesta por ciudadanos de clase media, y son quienes a nivel mundial han realizado las grandes transformaciones, con la condicionante de que esas masas, han tenido un objetivo definido, un guía, diferente a como se ha venido manejando aquí. Es de todos y no es de nadie. Imaginen un conglomerado de vecinos que se pone de acuerdo para criar un ternero con el objetivo de venderlo entero y cuando ven al ternero fuerte y robustecido todos quieren su pedazo; lo mismo pasará con la masa verde. Cuando esa clase media comience a percibir el pugilato entre los principales lideres de oposición se abstendrá de machar, e incluso de ejercer el sufragio, total, tienen parte de sus problemas resueltos.
¡El tiempo dirá!
Por : Valentín Pérez
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